Actualmente en México, la preferencia de los padres de familia porque sus hijos estudien en escuelas privadas ha cobrado gran fuerza; lo que originó un alto crecimiento de este tipo de instituciones descentralizadas del gobierno, que en cifras de este ciclo, 2006-2007, la matrícula de estudiantes para estas instituciones asciende a 4,342. Esto se debe quizá a esa aspiración porque los hijos tengan mayores recursos que puedan hacer frente al competitivo mundo laboral. Por tanto, no se puede culpar a las personas por querer dar otras oportunidades de vida a sus hijos, pero, ¿qué tan eficiente es la educación privada en México?
Al respecto la Lic. María de Lourdes Durán, coordinadora de la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, expresó que la preferencia porque los niños o jóvenes estudien en escuelas privadas es porque “sus padres, por su experiencia de vida, se preocupan porque sus hijos aprendan idiomas y viajen; este ambiente, donde hay mayor poder económico, puede influir a la hora de insertarse en el trabajo”.
El valor agregado
En primer instancia, las escuelas privadas poseen valores agregados que las escuelas gubernamentales, al depender un presupuesto gubernamental, no pueden ofrecer a todos sus alumnos; en segundo lugar, este tipo de instituciones otorgan cierto nivel dentro del estrato social pues además de ser lugares para la educación, también lo son para la socialización entre personas.
El impulso hacia el exterior.
La gran mayoría de las escuelas de orden privado tienen especial preocupación en enseñar a la herramienta de los idiomas. Bien dicen que aprender inglés “te abre las puertas”; de tal manera que esto ayuda a los educandos a prepararlos para tener mayores armas en el exterior, es decir, el mundo laboral; pero también para el internacional.
En conclusión:
Pocas veces se comenta el significado de la educación privada para el conjunto del sistema educativo y sus implicaciones para la calidad o la equidad social. El notable crecimiento de su matrícula en las dos últimas décadas, sobre todo en ciertos niveles escolares, está modificando su peso social en el sistema educativo y alterando la percepción colectiva de su relación con el Estado. Conviene examinar críticamente las tendencias de su evolución, así como las implicaciones financieras, sociales y políticas de su presencia en el cambiante contexto nacional.
En opinión de maestros que han trabajado en el sector educativo, tanto público como privado, refieren a que la educación privada no se puede generalizar en buena o mala pues “hay escuelas privadas tan buenas, como las públicas, pero también hay escuelas privadas malas”.
Si bien es cierto que existe una visible competencia entre escuelas públicas y privadas, lo importante debería de ser el compromiso por la educación en México; es decir, que el reclutamiento de estudiantes para estas escuelas esté basado en la capacitación intelectual y no en la económica. Y sobre todo, buscar una buena plantilla de profesores realmente preparada para instruir a los estudiantes de una manera integral, contando con el apoyo de las instituciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario